¡Oh bendita entre todas las mujeres, que vences en pureza a
los ángeles, que superas a los santos en piedad! Mi espíritu moribundo aspira a
una mirada de tu gran benignidad, pero se avergüenza al espectro de tan hermoso
brillo.
¡Oh Señora mía!, yo quisiera suplicarte que, por una mirada
de tu misericordia, curases las llagas y úlceras de mis pecados; pero estoy
confuso ante ti a causa de su infección y suciedad.
Tengo vergüenza, ¡oh
Señora mía!,
De mostrarme a ti en mis impurezas tan horribles, por temor
de que tú a tú vez tengas horror de mí a causa de ellas, y sin embargo, yo no
puedo,
Desgraciado de mí, ser visto sin ellas.
En tu santo nombre te lo ruego santísima virgen Amen .
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